Si aún no has visto el primer capítulo de Unorthodox, el contenido puede ser Spoiler.

Qué preciosa la escena en la que Esty, protagonista de la serie de Netflix Unorthodox, brillantemente interpretada por Shira Haas, se desprende de su peluca y deja su cuerpo flotar en el lago Wannsee de Berlín.

Qué momento tan magistralmente simbólico. La liberación de una vida atada a las cadenas de una religión. El bautismo verdadero. El inicio de un camino auténtico, libre de pecado.

Sí, libre de pecado. Porque pecar tiene poco o nada que ver con eso que la Iglesia nos ha vendido.

No es algo por lo que culparnos o sentirnos fracasados, impuros, desdichados o rotos. Un cebo que han utilizado para darse la autoridad de perdonarnos y así dirigir nuestra vida.

De hecho, en el antiguo griego la palabra usada para pecado era Hamartia, cuyo uno de sus significados es “errar en el blanco” o “fallar el tiro”.

Adyashanti lo cuenta de forma bella en su libro Resurrecting Jesus (Resucitando a Jesús). Pecar es perder el rumbo, abandonar lo que te dicta el corazón, tu conexión con la vida. Errar en el blanco.

Y pese a que la secuestraron el rumbo y a todo el dolor heredado, ahí tenemos a Esty.

Vestida pero completamente desnuda. Sanando sus heridas. Volviendo a reconectar.

Qué genial paradoja que este sea el momento más espiritual de su vida.